A veces, cuando acabábamos la jornada lectiva universitaria, a mi amiga Lourdes y a mí, nos encantaba encender la tele en clase y echarnos unas risas con ese programa culinario que se llamaba En Casa de Barbara, Rey. La cocina, pertenecía a Canal Nou que recibía diariamente, grandes datos de audiencia de los fogones de la vedette. Nos hacía gracia, por lo raro que resultaba ver a una mujer, que fue de bandera, cocinando repleta de alhajas. Mucho dorado en manos y cuello, tan cerca de los alimentos que ella misma procesaba, y que después probaba, tímidamente con sus labios muy pintados y sospechosamente hinchados.
Años después, el que os escribe ya era inquilino indefinido de esa casa, RTVV. La misma que decidió recuperar en sus últimos meses de vida, ante la carestía de producción propia, la repetición de las recetas televisadas. En la redacción donde habitaba, un buen compañero de la mesa de al lado, tuvo la despiadada misión laboral de visionar cada una de las cinco bárbaras temporadas. La finalidad era omitir referencias habladas a la actualidad de entonces,que chocasen en el presente, del tipo, qué bonita la Ciudad de las Artes que acaban de inaugurar… Creo que ese fue su último trabajo hasta el cierre de la tele, horas de Bárbara. Agotador.
Fue la morada televisiva y pública de la presentadora. La casa de verdad, la que pagaba ella y no nosotros, la privada contada, es la que le ha mantenido en los últimos lustros de plató en plató y en boca de todos. Una casa asaltada, espiada, mancillada, guardiana de soberanos secretos de alcoba.
Y este pasado real todavía es actualidad. Antes, su hit morbo convertido en corrillo nacional se alimentaba de una relación lésbica y esporádica, con una veterana del periodismo rosa. Qué escándalo, y que antiguo escandalizarse por conocer un buen rato entre féminas, cuando Bárbara moderna, ya se lo hacía en la ficción en esa cinta que pasará a los anales de la transición, que fue Me siento extraña.
Esta semana reapareció para dar un empujón al programa de Risto que vive horas bajas. Bárbara lo consiguió. Interesa con el fogón encendido o apagado, porque con su presencia y palabras, subió dos puntos la audiencia de All you need is love o Bárbara…
