Cuando el año pasado Cayetana Guillén Cuervo y Alejandro Amenabar fueron invitados a realizar el pregón del Orgullo madrileño nadie puso el grito en el cielo. Ella es heterosexual, él homosexual, ambos personajes reconocidos profesionalmente y muy populares entre un público en general, que incluye evidentemente todas las opciones sexuales existentes. Hace un par de ediciones fue Paloma San Basilio la encargada de hacer los honores, una gran voz cuya preferencia sexual desconozco y que entra dentro del universo de las divas, una especie dentro de las artistas femeninas que empatiza con parte del colectivo gay a la que le gusta este perfil de cantante. A mí por ejemplo me fascina y cuando escucho Juntos me sube la endorfina, a mi pareja en cambio, no le dice absolutamente nada y creo que mi tía de Ibi, la cual juraría es heterosexual, lo da todo bailando la luna de miel en un convite de boda. Paloma fue querida en el discurso que marca la gran fiesta de la diversidad y tolerancia. Precisamente por intolerancia Samantha Vallejo-Nágera, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz no podrán subirse al escenario de la plaza Pedro Zerolo para dar el inicio a las celebraciones. Resulta que miles de opiniones han protestado por la elección, no he estado en la cama de los protagonistas de la noticia, pero parece que son heteros y además no están ligados de forma oficial al colectivo LGTB. Ante la presión, la organización, la Asociación de Empresas y Profesionales para LGTB de la Comunidad de Madrid (AEGAL) les ha desinvitado.
Vale que los tenemos mediáticamente hasta en la sopa, pero estos rostros rehusados entran también en las casas de aquellos a los que hoy pedimos respeto a la diversidad.
En el programa del jurado he visto al embajador de Estados Unidos, James Costos con su marido,, Michael S. Smith o a Quique Sarasola con su marido hablando de su hija, todo muy normal, entonces ¿Por qué rechazar a la normalidad?
A los quejicas, les invito a bailar el famoso tema de Fangoria porque en esta pataleta discriminatoria percibo el tufo de criticar por criticar…