Sentar el cap es una de esas expresiones valencianas populares que he escuchado infinitas veces a mi alrededor en la calle, a veces en casa. Un deseo popular de estabilidad, de presencia frecuente en esas conversaciones en las que se intenta poner en orden la vida de los demás, independientemente del grado de cercanía. A vore quan troba una dona que li faça sentar el cap d’una vegada… Sí una dona, porque esta expresión es machismo puro. Machismo que se encuentra en la capa más temprana de la educación, la que separa el azul del rosa para el resto de los días.
Su intención está envuelta de un aura de inutilidad hacia la persona a quien va dirigida y presenta en su intencionalidad a un hombre perdido e incapaz, de muchas cosas: de llevar una vida ordenada según los cánones sociales conservadores e incapaz de tener una inteligencia emocional más allá de una dependencia sentimental . Y todos estos problemas, según este dicho que todavía es demasiado popular, parecen desaparecer en la vida del macho desorientado a través de la llegada de una presencia femenina. Hay quien piensa que ella marcará un antes y después y convertirá la vida descarriada en pasado.
Esta semana podía imaginarme en mi cabeza a mi tía Tere, maravillosa mujer cuya voz podría representar a tantas que crecieron en una época pasada donde todo era distinto. La veo viendo el programa (todos esta semana) en el que anunciaban el compromiso entre el príncipe Harry y la actriz Meghan Markle. La oigo decir ¡Ja era hora, este xic, Harry o Enric, per fi ha sentat el cap!
Porque a ojos del fiel consumidor de información de la vida de este chico, Meghan es ese portazo a una post adolescencia que se había alargado demasiado y que no se diferenciaba de las cosas de la edad, como otros tantos en su reino: Promiscuidad, tatuajes, alcohol y frecuentes visitas a nuestras islas en una vida que era una fiesta.
Me gustaría pensar que cabe la posibilidad de que sea él el que traerá la estabilidad a ella, ya ex actriz , o mejor todavía, que ninguno de los dos necesita la existencia de nadie para ser mejor en la vida. Lo que viene a ser amor y felicidad, real, sin rol…