Tantas veces he pasado por delante y nunca me he parado a observar y disfrutar tanta vida que pasa por allí. El otro día lo hice, elegí un banco de piedra, justo enfrente de la catedral y lo que se presentaba como un tiempo espera, acabó convirtiéndose en un espectáculo made in el centre de València.
La entrada a la Plaça de la Mare de Déu me produjo un efecto hipnótico. Emparrado me quedé, presenciando un multitudinario desfile de sandalias, pieles rojas quemadas, cámaras de fotos, gorras y sombreros. A todos ellos, nuestros visitantes, había una voz que les acompañaba a su paso por la Puerta de los Apostoles de la catedral de Valencia…
La protagonista era una horchatera valenciana. Si visualizamos estos dos términos autóctonos, tenemos como resultado a ella, madura, lozana, zalamera, con un punto Rosita Amores, su presencia emanaba aires de diva de la tercera edad. Desconozco el nombre de la mujer pero si tuviese que imaginarme uno, ese sería Amparo, rubia intensa, cardada. Su voz camelaba a la manada de turistas que pasaban ante su puesto de horchata artesanal, la vende un carro de esos que imita lo antiguo pero que no lo es, con un producto, por lo que pude ver, desconocido para la masa turista.
Supe que la horchata en inglés se llama tiger nut milk porque así rezaba el cartel con precios elevados. La cara de quién probaba por primera vez el tubérculo líquido, era un poema, agridulce, asco o placer, había de todo.
What’s this? le preguntaban los que se acercaban señalando la chufa… ¡Esto es chufa y de ahí se hace la horchata!, contestaba la horchatera, con esa voz alta a la que muchos hablan a los extranjeros y con la que se produce una clara confusión de los problemas de lenguaje con los de la audición…
¡Es muy rico! Espetaba la hochatera a los clientes que rápidamente dejaban de ser potenciales para convertirse en reales, con un vaso de leche de chufa en la mano sin a penas darse cuenta… ¡Y punto! Mostraban los gestos de mi Amparo. Y así el padre de familia viajera se iba con una buen vaso a 3€ y un saquito de chufas muy bonito a 4€, el cual no creo que sea de mucho provecho cuando lleguen a su origen.
En tiempos de superalimento algunos querían saber la propiedades, ella, magnífica, las resumía ¡Esto es bueno para todo el organismo! y una italiana le decía ¡Por eso tú estás bellísima!…
Tan bella era la horchatera, que a sus espaldas se encontraba una legión de agricultores maduros que esperaban la justicia hablada del Tribunal de les Aigües. Ellos disfrutaban de las espaldas, de su presencia y también de los chascarrillos que les regalaba entre cliente y cliente. Y mientras la diva de la chufa hacía las cuentas de todo lo vendido en su libreta, animaba el cotarro de los campesinos en una acequia de horchata concentrada presisdida por esa mujer que se gana la vida y se mete en su bolsillo valenciano, a todo aquel que se le acerca …